Tuesday, December 20, 2016

Cómo Surgió Este Estudio de los Salmos

En Enero del 2010 mi pastor, Rev. Carlos Goyanes, me convenció de preparar un estudio del libro de los Salmos. Estabamos finalizando el estudio de la Epístola a los Romanos y teníamos que decidir cuál libro estudiaríamos. Romanos había ocupado casi 2 años de estudio y mi pastor me sugirió que escogiera entre Isaías y Salmos. Lo pensé por unos días. Consideré que la mayoría de mis alumnos en la Escuela Dominical son creyentes adultos, algunos son personas que llevan más tiempo en la fe que mi edad. Isaías es un libro bello, pero un estudio a fondo me daba miedo. En aquel tiempo yo consideraba los Salmos un libro aburrido y algo incoherente, y además demasiado largo. Si los 16 capítulos de Romanos me llevaron casi 2 años, ¿cuánto tiempo me tomaría presentar un estudio de los Salmos con sus 150 capítulos? Me sentí entre la espada y la pared pero le dije al pastor que prefería Isaías. Inmediatamente me dijo que los Salmos sería mejor.

Después de pensarlo y debatirlo con el pastor por varias semanas, decidimos estudiar los Salmos. El preparó la introducción y yo comencé a orar, leer, orar, leer, orar, leer. Mientras más leía, más me gustaba el libro. Mientras más oraba, más me convencía que era necesario para nuestra iglesia estudiar el libro de los Salmos, y necesario para mí. Ví desde el comienzo que me esperaban cambios personales y cambios en la iglesia. Me dí cuenta que tendría que enfrentar algunos prejuicios, ideas preconcebidas y firmemente arraigadas por los años y las costumbres. Le pedí al Señor que me acompañara porque sin El no podría hacerlo.

Decidimos, planeamos, pensamos. Creíamos que 3 años, quizás un poco más sería adecuado para el estudio de los Salmos. Un capítulo cada domingo, quizás 2 domingos para los salmos más largos. Definitivamente el 119 requeriría varios domingos. Pensé que harían falta 10-12 lecciones para el Salmo 119, el capítulo más largo de la Biblia. Al final de Febrero, el pastor presentó una introducción y ya el primer domingo de Marzo ese año comencé el estudio con el Salmo 1.

Tiempo después de comenzar, un amigo que no había estado presente para las primeras lecciones, me pidió que le mandara las notas por email. Tuve que re-crear la introducción del pastor y se las envié. Al leerlas, me sugirió que las pusiera en un blog para que así los alumnos que quisieran tener las notas podrían tenerlas sin yo tener que enviarlas individualmente a nadie. Me pareció buena idea, y comencé por poner la introducción en este blog. Pero hasta ahí llegué.

Seis años más tarde, aquí estoy, todavía a la mitad del libro de los Salmos, todavía aprendiendo y enseñando. He aprendido que mi pastor es mi mejor alumno y mi mejor crítico. Me hace repetir salmos, con otro enfoque, para presentar todos los matices posibles. Me dice que no crea que nadie va a presentar ese salmo de nuevo con otro enfoque, tengo que mirarlo de todos los ángulos y enseñarlos así. El Salmo 23, por ejemplo, fue presentado de por lo menos 4 formas—mirando al pastor, mirando a las ovejas, estudiando los nombres de Dios, mirando a Jesús.... Bueno, ya llegaremos a eso.

Actualmente, Diciembre 2016, acabé de presentar el Salmo 88 justo a tiempo para la Navidad. Después de un breve descanso, continuaré las lecciones. Creo que a este paso me faltan otros 5-8 años. Mucho depende de mis alumnos, cuánta participación tengan en la clase. Algunas veces escuchan atentamente con alguna que otra pregunta o comentario. Otras veces me interrumpen con entusiasmo para opinar sobre algo, para obligarme a preparar más detalles sobre algún punto y retomarlo en la próxima clase. El Salmo 88, por ejemplo, con su tema tan sobrio, yo calculé que podría enseñarlo en 2 clases. Casi siempre estoy preparada para presentar hasta 10 versículos en una lección, casi nunca paso de 6. En el Salmo 88 estuve anclada en la introducción 2 domingos. No me dejaban progresar al primer versículo. (El resto del Salmo 88 me tomó 4 clases.) El ánimo y deseo de aprender de mis alumnos me anima a seguir estudiando y preparándome.

Mi pastor me ayuda con los temas más difíciles, pero generalmente estoy por mi cuenta, Gracias al Internet, tengo acceso a muchos recursos de estudio, comentarios y diccionarios bíblicos que son la base más importante para cualquier maestro de Escuela Dominical. De valor incalculable son los escritos de Charles H. Spurgeon (Treasury of David) y eSword.

Poco a poco, iré poniendo los estudios de los Salmos, con poca desviación de lo que presenté en clase.

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